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Árbolman de Leganés: la escultura “humana”
Recientemente nuestro amigo Eduardo Barba, maestro jardinero, ha publicado el artículo “Cómo salvar al árbol torcido (y por qué es importante)”.
Tío Alberto, nuestro fundador y presidente, es amante de la naturaleza y siempre ha creído en la importancia de las zonas verdes en un entorno urbano creado a escala infantil. Desde que se instaló la CiudadEscuela Muchachos en Leganés en los años 80 su diseño ha incluido amplias zonas de jardines, huertos e, incluso, un bosque. La protección del medio ambiente y el cuidado de la naturaleza forman parte de la metodología educativa de la CEMU. Toda la vegetación actual forma parte del diseño arquitectónico suyo y se integra en el diseño urbanístico, los edificios y los espacios verdes se complementan. “En los últimos años Edu ha sido un apoyo importante y suyo es el diseño de “El Jardín del Recuerdo”, comenta Tío Alberto.
En la CiudadEscuela los dos principales pilares -árboles- educadores son: el ambiente físico -la arquitectura educadora- y el ambiente psicoemocional: la teoría educativa; en la que los ciudadanos niños tienen un papel muy importante merced a su derecho a voz y voto.
El arte, su simbolismo es tan importante como el cuidado de la naturaleza en la propuesta metodológica de la zona. De hecho, la CEMU tiene su propio “tour artístico” en el que se pueden visitar las esculturas, murales y frescos creados por Tío Alberto para esta ciudad diseñada para niñas y niños. Uno de esos hitos es “El Coloso” que cumple sobradamente con sus tres objetivos: el artístico, el metafórico y el funcional: impedir la caída de un viejo cedro, toda una metáfora del esfuerzo que tienen que hacer los hombres por salvar los árboles, es decir para salvarse, como dice la placa que hay a sus pies:
Salvar a un árbol
es más que eso:
es, porque puede ser
salvarlos a todos, que
es más que eso:
es salvarnos.
Árbolman, un superárbol, como si de un superhéroe se tratara, sujeta un cedro del Atlas (Cedrus atlántica) en la plaza del Ayuntamiento de la CEMU, en la plaza Mayor de nuestra ciudad. Tío Alberto escribe: “De los parámetros técnicos para diseñar esa riostra, inclinada a 45 grados -cuyos perfiles metálicos semejan la figura un hombre fornido esforzándose en evitar su caída-, fue principalmente la dirección del viento, que poco a poco, le había hecho vencerse. En contra de esa dirección debería empujar el coloso picassiano”.
Y salvo que hubiera una turbulencia de aire que lo amenazara por otros francos, por lógica, esa figura iba a ser imprescindible para luchar contra ese viento que desde su infancia le está amenazando”, afirma Tío Alberto.
Naturalmente, lo perfecto en ese caso hubiera sido haber contado con la ayuda de un segundo “Coloso” para que formarán ambos, con el propio árbol, un trípode resistente. Pero por razones más estéticas que económicas no opté por esa solución.
Y vaya si ha cumplido con su cometido de evitar la caída de su protegido, incluso en las peores condiciones: sobrevivió al peso añadido del temporal de nieve Filomena…
El ambiente físico de la CiudadEscuela está lleno de metáforas en forma de esculturas o hitos relacionados con los árboles. Uno es el “Corro de Plátanos”, compartiendo con sus ramas injertadas entre sí (como bailando una sardana) la sabia de sus raíces; en torno a un recinto circular.
La sabia de sus raíces se comparte solidariamente con otros, el hombre debería aprender más de los árboles en aspectos como este.
Otros árboles hermanos, de la propia CEMU, sin su ayuda, no tuvieron tanta suerte y sucumbieron a la inesperada carga…
Para leer el artículo en El País:
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